BEHIND ANDROGYNY
Por : Redacción Superhype
Fotos : Manuel Palacios Espinoza
“Para empezar, de pequeña yo era súper tomboy. Siempre tenía moretones en las piernas, me tiraba al suelo y jugaba básquet”, ríe. Ya casi terminan de peinarla y ella coquetea con el espejo. Pose por aquí, voltea y mira de frente : está lista para revivir parte “del trompo” que la caracterizaba como primogénita de su familia. Los selfies no tardan en llegar.
Adriana confiesa que se peleaba con todos : era medio niño. “Al comienzo, mi interacción con los demás fue mala, pero después tuve varios amigos. En estos tiempos no estas preocupada de : Ay, que este chico, que el otro. Ahí la gente es gente y punto”. Por ello, cuando siguió manteniendo ese tipo de actitudes, su mamá la inscribió en la academia de Frieda Holler.
“Era uno más de sus intentos en afán de que su hija sea una señorita“, cuenta Ms. Seminario. Ella no quería ir, era como la niña renegada que Juan Manuel Robles describe en “Lima Freak”. Y es que contra viento y marea, Frida Alberca tenía la esperanza de que su hija sea una “dama de sociedad”.
Sin embargo, cuando ingresó a la secundaria del “San Ignacio de Recalde”, los modales y 20 cubiertos de la mesa se combinaron con las notas de Metallica. Conoció la oscura moda del metal y fue la cantante / baterista de una banda llamada Clerical. Todas mujeres, todas amigas.
Fue una etapa “muy alegre” de su vida : al igual que su paso por las pasarelas más importantes de nuestro país. Si, ella conoció la moda desde el backstage y fue una de las primeras en desfilar en el “Lima Fashion Week”. Era un nuevo mundo para Adriana, nuevas experiencias lejos de su formación arquitectónica. “En el desfile de Sitka Semsch una chica se desparramó en plena pasarela. Y yo : ¡carajo! Casi me muero, pero lo hice bien”, señala. “Nunca me caí, pero sí sé que se me han visto los senos a lo francés”.