La anti-tendencia
Por: Delfina Prizmich
Fotos: Pinterest
Lectura: 3 min.
La tendencia más importante del año es hacer y ser, lo que a ti más te gusta. Quédate con lo que te guste y te siente bien. Tu estilo te lo agradecerá.
Esta pandemia ha sacado a la luz que las temporadas de moda quedaron en el pasado. Una moda sin tendencia es el nuevo presente y futuro. Sin temporadas, con colecciones impulsadas por la visión individual de cada marca en lugar de aprovechar las cambiantes tendencias de moda.
Zara se convirtió en una de las primeras marcas mundiales en dar el ejemplo. Semana tras semana lanza pequeñas muestras de colecciones que se ajustan a las necesidades del consumidor: pijamas, ropa elástica y cómoda, adaptable a la vida cotidiana en la que estamos sumergidos actualmente.
La demanda se transformó radicalmente. En cuestión de días desaparecieron las ocasiones de uso, el dress code y la necesidad de usar accesorios y zapatos.
Es así, que surgió la tendencia denominada Normcore. Hoy, la moda se nutre de lo más normal, de lo cotidiano.
En una rápida revisión de términos para la traducción de esta palabra nos lleva a ser descontracturado, lo normal, sencillo, desaliñado, anti-tendencia, anti- moda.
Consiste en vestir huyendo del exceso y la preocupación por la imagen. Podría decirse que este estilo consiste en vestir con prendas básicas buscando un cierto toque despreocupado y descuidado que, en el fondo, está muy cuidado.
¿Tienes en mente los looks con jeans, zapatillas deportivas y jerseys de cuello alto de Steve Jobs? Él es el principal referente de estilo del normcore. Dile adiós a los tacones y hola a las cómodas sneakers.
La combinación de camiseta básica, jeans deshilachados y saco oversize es perfecta. Su atractivo reside en su simpleza, alejada de toda pretensión y, por tanto, de una belleza honesta, sencilla, asequible.
Así se cumple el estilismo más relevante de Pretty Woman, el que refleja la depuración completa de su estilo personal, el que resulta elegante sin pretenderlo, el que Julia Roberts copió una y cien mil veces en la vida real. El que has llevado toda tu vida, pero este otoño-invierno adquiere un significado especial, el que acabará con las tendencias efímeras, el conjunto más simple y más efectivo: jeans y camisetas.
Karl Lagerfeld: Chanel Shopping Center
A modo de ejemplo, en Nueva York, París, Tokio y diversas metrópolis con servicio de metro, las ejecutivas salen de su oficina, guardan los tacones en una bolsa adicional a su cartera y usan zapatillas deportivas camino a la estación. Hacen ejercicio, van cómodas y caminan con ritmo y estilo: una adaptación rápida a la vida de ciudad.
En el año 2014 Karl Lagerfeld presentó la colección fall mostrando a esa mujer ejecutiva, que luego del trabajo se viste de Chanel para ir al mercado. Pero no va de tacones, ella luce zapatillas Chanel, en tweed. Un arrebato de estilo que resultó tan sorprendente, que todas las marcas lo copiaron y es el día de hoy que se reinventa nuevamente.
En el siglo que presume de no tener ideologías, se ha hecho necesario encontrar “algo” a lo que unirse para definirse. Esta corriente estética ha sido y es el salvavidas de muchos millennials perdidos y saturados entre tanta tendencia efímera.
Lo que desde luego está claro es que, en la sociedad de las opciones infinitas, de las compras expréss, volver a lo básico, a lo más sencillo y simple de las fórmulas a la hora de vivir y vestir tiene más sentido que nunca. Y además propone lo que ninguna otra corriente ha sido capaz de asegurar en este siglo: duración y eternidad.